
Mario Opazo Chilean, b. 1969
Expulsion del Paraiso, 2012
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La expulsión del paraíso Una obra de Mario Opazo con referencias a las buhardillas de las casas frente al mar de los pueblos de Chile. Una obra con ¿estaciones¿ de...
La expulsión del paraíso
Una obra de Mario Opazo con referencias a las buhardillas de las casas frente al mar de los pueblos de Chile. Una obra con ¿estaciones¿ de la memoria, viajes y recuerdos, convertidos en videoobjetos. Una obra que hace referencia a los sindicalistas muertos cuyos cuerpos se lanzaban al mar de la Patagonia. Es también una obra que, a mi modo de ver, acoge el olvido de tantos muertos por razones políticas en Colombia.
El artista permanece sentado durante todo el día con los ojos vendados, de espaldas al público, frente a una pared de ladrillo. En la frente una linterna. A veces toca una campana. El artista como un capitán ciego que recoge con su gesto las almas de los muertos.
La presencia del artista en la sala, el sonido de la campana y los videoobjetos intentaban despertar una imagen de recuerdos personales no muy precisa, secreta o dormida, en el espectador. El texto, finalmente, precisaba lo que el artista quería hacer: citar una masacre; la desaparición de los sindicalistas chilenos en el mar de la Patagonia, y presentarla a un espectador en Colombia, con recuerdos personales también, pero con una memoria de desaparecidos no sólo olvidada sino fuera de su posibilidad de imaginarla o de creerla como posible. Una memoria forcluida1 que es un acto más allá del olvido. La forclusión es sacar del imaginario la posibilidad de que, en este caso, asesinatos y masacres hayan sucedido.
Después de veinte años continuos de trabajo, Mario Opazo ha encontrando un lugar para cada cosa. Por ejemplo, para la imagen y el texto. Una imagen huidiza porque, él mismo lo dice, nació muy lejos de la fotografía, en la Patagonia, y porque la dictadura acabó con su familia. Hay más información en su memoria que en los registros fotográficos. ¿No es verídico el álbum de fotos en las fotos sino en las páginas o espacios vacíos, en la ausencia de imagen¿2. Uno de los libros más claves que se han escrito en Colombia sobre arte fue escrito por él, un libro de párrafos cortos sin imágenes, pequeñas descripciones de sus emociones, párrafos que para él son ¿las fotos que nunca hice¿. Un libro que explora entonces el lugar de la imagen, un lugar liminal que aparece entre las experiencias vividas pero no tan nítidas, sino enredada por ahí entre ausencias y vacíos. Lo liminal es perceptible por los sentidos; sin embargo, es una percepción al límite de lo que pueda ser percibido conscientemente. Tengo que decir que así he percibido las últimas obras de este artista; finalmente, la imagen no está en el video o en el objeto sino en una zona de mí como espectador que intenta despertar.
El artista permanece sentado durante todo el día con los ojos vendados, de espaldas al público, frente a una pared de ladrillo. En la frente una linterna. A veces toca una campana. El artista como un capitán ciego que recoge con su gesto las almas de los muertos.
La presencia del artista en la sala, el sonido de la campana y los videoobjetos intentaban despertar una imagen de recuerdos personales no muy precisa, secreta o dormida, en el espectador. El texto, finalmente, precisaba lo que el artista quería hacer: citar una masacre; la desaparición de los sindicalistas chilenos en el mar de la Patagonia, y presentarla a un espectador en Colombia, con recuerdos personales también, pero con una memoria de desaparecidos no sólo olvidada sino fuera de su posibilidad de imaginarla o de creerla como posible. Una memoria forcluida1 que es un acto más allá del olvido. La forclusión es sacar del imaginario la posibilidad de que, en este caso, asesinatos y masacres hayan sucedido.
Después de veinte años continuos de trabajo, Mario Opazo ha encontrando un lugar para cada cosa. Por ejemplo, para la imagen y el texto. Una imagen huidiza porque, él mismo lo dice, nació muy lejos de la fotografía, en la Patagonia, y porque la dictadura acabó con su familia. Hay más información en su memoria que en los registros fotográficos. ¿No es verídico el álbum de fotos en las fotos sino en las páginas o espacios vacíos, en la ausencia de imagen¿2. Uno de los libros más claves que se han escrito en Colombia sobre arte fue escrito por él, un libro de párrafos cortos sin imágenes, pequeñas descripciones de sus emociones, párrafos que para él son ¿las fotos que nunca hice¿. Un libro que explora entonces el lugar de la imagen, un lugar liminal que aparece entre las experiencias vividas pero no tan nítidas, sino enredada por ahí entre ausencias y vacíos. Lo liminal es perceptible por los sentidos; sin embargo, es una percepción al límite de lo que pueda ser percibido conscientemente. Tengo que decir que así he percibido las últimas obras de este artista; finalmente, la imagen no está en el video o en el objeto sino en una zona de mí como espectador que intenta despertar.
Natalia Gutiérrez