En su trabajo, el proceso ocupa un lugar central: cada obra se desarrolla desde una lógica que equilibra el control técnico con la apertura al error, al accidente, al gesto espontáneo. Este enfoque procesual le permite generar superficies y estructuras donde el color, la luz, la materia y el vacío funcionan como elementos activos en la construcción de las imágenes.
Mateo Zúñiga’s work explores the relationship between landscape and architecture as sensitive territories shaped by memory, everyday experience, and environmental observation. His practice combines painting, drawing, and installation—not as isolated disciplines, but as interconnected languages that construct symbolic spaces and visual atmospheres. He investigates the tensions between the built and the organic, the rational and the intuitive, using elements such as transparency, line, repetition, and fragmentation. These resources serve both as compositional tools and as strategies for reflecting on time, transformation, and trace.
Process plays a central role in his work, where technical control is balanced with spontaneity, accidents, and intuitive gestures. Each exhibition is conceived as a visual and sensory narrative, where the display space becomes a poetic architecture rather than a neutral container. Based in Bogotá, Zúñiga develops his practice between visual arts and tattooing—two mediums that, despite differing in scale and format, share a deep investigation into line, the body, permanence, and memory.
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La obra de Mateo Zúñiga explora la relación entre paisaje y arquitectura como territorios sensibles atravesados por la memoria, la experiencia cotidiana y la observación del entorno. Su práctica combina pintura, dibujo e instalación como lenguajes interconectados que construyen atmósferas visuales y espacios simbólicos. Investiga las tensiones entre lo construido y lo orgánico, lo racional y lo intuitivo, mediante el uso de recursos como la transparencia, el trazo, la repetición y la fragmentación, que no solo estructuran la composición, sino que también activan reflexiones sobre el tiempo, la transformación y el registro.
El proceso es central en su trabajo, donde el equilibrio entre técnica y espontaneidad da lugar a superficies que vibran con color, luz y materia. Cada exposición es concebida como una narrativa visual y sensorial, en la que el espacio expositivo se transforma en una arquitectura poética, más que en un simple contenedor. Radicado en Bogotá, Zúñiga desarrolla su práctica entre las artes plásticas y el tatuaje, dos lenguajes que comparten una profunda investigación sobre la línea, el cuerpo y la memoria.